Vie. Mar 29th, 2024

No son pocas las ocasiones en que Canarias ha sido noticia en los últimos meses debido a la llegada de migrantes a las Islas. El tratamiento que los medios han dado a este tema ha ido desde el silencio cómplice hasta la indignación exaltada, que solo busca el morbo, y que no ha hecho más que dar altavoz a las minorías racistas que hasta ahora habían estado soterradas en Canarias; y no ha ayudado en nada a la mejora de las condiciones materiales de las personas refugiadas que han llegado a las Islas. Hablamos de refugidas en sentido diverso: refugidas climáticas, políticas, económicas; personas que han huído por vía marítima de regímenes autoritarios, de contextos de severas crisis sociales originadas por el imperialismo occidental, o incluso de catástrofes, fruto del cambio climático, y también consecuencia del extractivismo capitalista. Todas estas vidas, que es de lo que se trata, han realizado un largo periplo, mientras que las maquinarías de los gobiernos autonómico y español continúa en babia, aplicando tiritas y renunciando a establecer un plan de acogida coherente, eficaz y humanitario.

En este contexto, informamos de que hay nuevos procesos de Lucha y Resistencia que se están movilizando en Tenerife. Las migrantes llegadas desde Gran Canaria, pasando por una serie de dispositivos gubernamentales que han demostrado ser inútiles, han llegado por último al campamento de refugiados de las Raíces. No deja de ser una ironía del destino que este antiguo complejo militar, reconvertido en “Centro de Acogida”, rinda homenaje con su nombre al lugar donde el carnicero francisco franco bahamonte ultimó los detalles del inicio de un genocidio cruel y revanchista, que en Canarias segó la vida de miles de isleñas. Ayer nido de fascistas, hoy epicentro de lucha; el monte nos devuelve una extraña serendipia léxica: si no afrontamos el problema de las Raíces, si no vamos a la raíz de los problemas que nos atañen, la historia continuará engendrando horrores..

Así las cosas, ayer, miércoles once, después de varias jornadas de asamblea en el entorno del ya denominado “Campamento de la Vergüenza”, un grupo de no menos de cien activistas se ha organizado para dar apoyo a las migrantes. Las personas allí congregadas han reiterado en varias ocasiones su repulsa a un confinamiento en unas condiciones inhumanas. Se exige, además, que ante la imposibilidad provisional de reubicar a las migrantes en un establecimiento más adecuado, al menos se garanticen unas condiciones de vida dentro del recinto al que siguen trasladando personas. Esta movilización no es exclusiva de la zona norte de la Isla, sino que forma parte de una serie de acciones descentralizadas que estan teniendo lugar en la misma.

Resulta que mientras esto ocurría en Las Raíces, hasta veintisiete menores han iniciado una huelga de hambre, en el sur de Tenerife (Fañabés); los jóvenes comenzaron a las nueve de la mañana un sentada pacífica con la que daban a conocer sus reivindicaciones, todas ellas fundamentadas en derechos que les están siendo negados, entre los que se incluye el de poder contactar con sus abogados, el acceso a un traductor con el que exponer su situación, y sobre todo, que se verifique y reconozca su edad. El grupo llega a esta situación después de tres meses durante los cuales se les ha tratado como si fueran adultos, sin hacerles ningún tipo de prueba de edad tal y como exige la ley, y sin ninguna aclaración del porqué de su situación. A la luz de estos hechos, y de su gestión por parte del gobierno, no hablamos solamente de una cuestión de desidia, sino de un esperpento humanitario: igual que lo que paso en Argüineguín.

Según fuentes locales, se desconoce durante cuanto tiempo está previsto que dure la huelga de hambre, aunque dada la ejemplar combatividad de estos menores, fácilmente podría ser indefenida, hasta que queden satisfechas sus demandas. En definitiva, su reivindicación es necesaria, ajustada y coherente; frente a un gobierno que vulnera de forma consciente y sistemática los derechos fundamentales de la infancia, puesto que por más que sean adolescentes, estas personas son menores, y hay que insistir en ello: son responsabilidad de las autoridades competentes.

Hechos como estos demuestran que, frente a una minoría racista y xenófoba, en Canarias la expresión popular y organizada responde a cada una de las adversidades que van surgiendo en esta “nueva normalidad” en la que los fascistas de turno tratan de enrarecer el ánimo de un pueblo que, a fuerza haber sido migrante también, no puede sino responder solidariamente ante quienes necesitan apoyo.

Autor: Miguel Delgado Valentín

Ed: A0
Ed: AO (link: https://twitter.com/AceroEscribano)

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