Dom. Oct 6th, 2024

Canarias tiene en común con Corea y Bretaña que los considerados padres de esas naciones defendieron ideas libertarias. Secundino Delgado (1867-1912), considerado padre de la patria canaria, así se definió en su autobiografía [Vacaguaré… ¡Vía Crucis!], dejándolo bien claro citando al propio Bakunin:

“Antes que nacionalista, soy libertario. Mientras aliente, bregaré por la autonomía de los pueblos y de los individuos cueste lo que cueste. (…) Todo por y para la libertad de los pueblos y de los hombres. Como Bakunin, que al mismo tiempo que predicaba la gran revolución política-económica-social, no abandonaba las regiones conquistadas y sometidas a potencias extrañas”.

Confeso lector impenitente de autores anarquistas, incluso fue, en la madrileña Cárcel Modelo, compañero de celda de Vallina –el amigo de Salvochea, que intercedió por su ilegal situación, dándola a conocer en todas partes–, publicó cuentos en La Revista Blanca y en los años de la II República, En Marcha, el portavoz cenetista isleño, seguía publicando también artículos suyos cuando ya hacía veinte años de su fallecimiento… Había conocido el anarquismo en sus años juveniles en Florida (EEUU), entre los obreros cubanos dedicados a las labores del tabaco con los que trabaja, con los que se vincula en luchas obreras y participa del periódico El Esclavo.

Como sucede con Masson, en Bretaña y con Kim Jwa-jin, en Corea, desde posiciones de la derecha y de la izquierda autoritaria, el pensamiento de Secundino Delgado es mutilado, desgajándolo precisamente de su marca libertaria. Así, recientemente, en una vivienda en la que residió en el municipio de Arafo, se inauguró una Casa Museo dedicada a su figura donde se le presenta como un “nacionalista” y donde queda como anecdótico y ridículamente intrascendente su sesgo libertario. En la referida inauguración incluso estuvo presente el mismísimo Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, y diversos cargos públicos, autonómicos, insulares y municipales de la derecha nacionalista, así como personas pertenecientes a colectivos nacionalistas e independentistas partidarios de la continuidad del actual orden social capitalista.

No es Secundino Delgado el único punto de encuentro entre independentismo y anarquismo en Canarias. En los años de la II república se manifiesta también dentro del cenetismo posiciones que utilizan el término independencia en su discurso revolucionario. Posiciones que son recibidas con natural preocupación en artículos de la prensa burguesa. También Manuel Pérez, uno de los secretarios generales de la CNT en Canarias durante esa época, escribía sus artículos deslindando claramente a Canarias de España y reconociendo el carácter colonial de las islas.

Tras la muerte de Franco, no son escasos los militantes del MPAIAC que se identifican con el anarquismo. Uno de ellos, Miguel Pardo, “Miguelón”, trágicamente fallecido cuando se encontraba ya alejado de las actividades armadas, en coherencia con sus planteamientos revolucionarios, también impulsó la defensa ecologista –siendo uno de los pioneros de ese movimiento en Canarias–, propiciando experiencias de vida comunitaria, con la presencia de vida autosuficiente y agricultura ecológica.

En esta época, la irrupción del componente nacional, que arraiga particularmente entre las clases populares, no fue tampoco ajeno a la misma CNT. En su seno, se realizaron debates al respecto, cuyas conclusiones fueron publicadas en la revista Bicicleta por el año 1980. Desde un obvio rechazoa las autonomías de Estado, que se comenzaba a configurar, a la proclamación del derecho a la autonomía e independencia de todos los pueblos y la federación libertaria que nace de la autoorganización y la autogestión:

“…derecho a la independencia y autonomía de los pueblos [que] ha de quedar incluido dentro del proceso de la lucha de clases y la consecución de la emancipación de la clase trabajadora en su conjunto. Porque para nosotros no existe liberación de la opresión del Estado central, si no existe emancipación de los trabajadores mediante la destrucción de cualquier Estado; ni existe liberación de los pueblos sin emancipación de los trabajadores y destrucción del capitalismo”.

Es en la década de los ochenta del pasado siglo cuando lo nacional es asumido específicamente como un manifiesto ámbito de lucha dentro de lo libertario. Y lo es, paralelo al paulatino debilitamiento del anarcosindicalismo, desde el área de los colectivos autónomos que surgen en diversos puntos de la geografía canaria, con sus publicaciones y otras actividades. El pionero en ello y el más conocido, fue el COA, de Las Palmas de Gran Canaria, que interviene desde el antimilitarismo y aglutina en su sede, La Casa Verde, a la juventud radicalizada y combativa, y cuyas acciones también se extienden a toda la isla. El COA, junto a gentes de otros colectivos, hizo posible que dejara de desarrollarse la colonialista celebración del día de la militarmente obligada “incorporación de la isla a la corona de Castilla”, pero innumerables fueron sus actividades y acciones que le hicieron inmensamente conocido. Otros colectivos como Arabisen –desgajado del COA, y participante de las Xerrades Internacionals Anarcoindependentistes en 1990–, El Baifo, Grito de Protesta, etc., realizaron tareas en consonancia con la necesaria intervención libertaria en la liberación nacional.

Básicamente son textos de estos colectivos que actúan en las décadas de los 80 y 90 del siglo XX, los que integran los artículos que conforman el conocido como “Libro Negro” por el color de sus tapas [en realidad, Canarias: independencia y autogestión es su título], tras una ardua tarea de rastreo y recuperación, que fueron dando como resultado paulatinas reediciones, siempre de factura artesanal, donde se incorporaban nuevos. El mismo colectivo realizó una labor de debate y profundización teórica, vertidos en documentos internos y comunicación digital, que apenas tuvo trascendencia, salvo la organización de alguna charla en algún centro social, además de la edición de un único número de una publicación contrainformativa, bajo la cabecera Imobad.

2012 fue el año en el que se celebró en el Espacio Social La Casa, de La Orotava (Tenerife), las jornadas Independencia y autogestión en Canarias: encuentros y desencuentros, donde participaron como ponentes compañeros catalanes de Catarco y de Negres Tempestes, además de gentes del país. Estas concurridas jornadas supusieron el encuentro de personas identificadas con el anarcoindependentismo y otras del ámbito de la izquierda, deseosas todas de conocer y debatir en primera persona sobre esos planteamientos. La izquierda, particularmente en Tenerife, ha tenido un particular proceso de confluencia a partir de diferentes luchas, aunque principalmente en la defensa del territorio, cuyas dinámicas dan explicación a la confluencia de colectivos y organizaciones que se involucran en la organización y apoyo de las referidas jornadas, donde ya se habían limado aristas y resuelto muchos problemas que impedían la comunicación y el debate.

De unos años para acá, y ello a partir de que determinados negocios de grandes empresarios con instituciones son objeto de atención por parte de la Fiscalía Anticorrupción, la más reaccionaria derecha, de ribetes fascistas, y su portavoz, el periódico El Día, dieron un inesperado giro del españolismo al soberanismo. La creación de una corriente independentista dentro de Coalición Canaria –partido que lleva décadas en el poder del Archipiélago, cogobernando con el PP o, ahora, con el PSOE–, y el más reciente plante de Paulino Rivero ante el Gobierno de España por las prospecciones petrolíferas autorizadas a la multinacional Repsol, dibujan un panorama actual de aparente enfrentamiento, que es motivo de preocupación por parte del aparato de Estado, que vislumbra peligros de deriva hacia el independentismo, más ficticios que reales. Unas clases dominantes tradicionalmente subalternas de los designios foráneos, sí que observan posibilidades de negocio de la mano del Imperio yanky, empeñado en esquilmar las riquezas del continente africano y para lo que cuenta con el Archipiélago como plataforma logística, y que no haría obvios ascos a participar también del negocio petrolero y gasístico que se vislumbra en el mar cercano al Archipiélago, aunque a tenor de la legislación marítima internacional serían aguas bajo soberanía del reino de Marruecos, al ser Canarias un archipiélago de un Estado y no un Estado archipielágico, lo que da explicación al incremento de la militarización de las islas… A ello sumamos una situación social bastante desesperante para la gente de abajo, con elevadísimas tasas de pobreza que afecta a un tercio de la población, con alto paro (no llega ni a un tercio de la población total la que está empleada, a pesar de que se aporta más a la Seguridad Social de lo que se recibe), precariedad laboral generalizada, bajos salarios –muy por debajo de los de los trabajadores de la metrópoli–, amplia desprotección social a la población sin recursos, desatención de los servicios públicos esenciales, como sanidad y educación, etc.

Generalizar el conocimiento de la situación que afecta a la gente de abajo, propiciando su autoorganización para enfrentarse a ella, criticar las actuaciones culturales y educativas llevadas a efecto por las instituciones de las Islas, donde se hurta el conocimiento de la realidad (histórica, cultural, económica…) del Archipiélago, o se la manipula, abogar por extender la resistencia a los recortes y la pérdida de derechos de todo tipo, a la par que desenmascarar al nacionalismo, tanto español como canario, que pretende perpetuar la explotación, la injusticia y la dominación sobre las personas en las Islas, se tornan labores tan necesarias como urgentes. Ello sin menospreciar el flanco antirrepresivo, ya que ámbitos del activismo social, marcados por la autonomía, están siendo objeto de criminalización y persecución (incluso presentándolos como aliados del nacionalismo burgués en esta representación de enfrentamiento del Gobierno de Canarias con el de España, señalándolos como “los cachorros violentos de Coalición Canaria”).

Actualmente no existe un colectivo estable anarcoindependentista en Canarias. Sí que activistas sociales se sienten identificados con una propuesta de liberación nacional anticapitalista y antiestatal, a la par que antipatriarcal y ecologista radical, conforme a los flancos de actuación en los que se interviene, quedando lo nacional como un eje transversal. Algunos de sus activistas tienen intención de preparar un nuevo encuentro de debate como el de 2012, al propio tiempo que en los ámbitos que en se puede se riega el conocimiento de ese Secundino Delgado que se reclamaba libertario. Ese Secundino que, obligado emigrante, cuando trabajaba como herrero en La Habana, fue despedido porque el pujavante que usaba como herramienta tenía una inscripción bien clara: “Mueran los burgueses, viva la anarquía”.

Josema González

Agosto de 2014.

  • Texto publicado en catalán en la revista La Rosa dels Vents, Especial «Procés» independentista. Aquí en pdf:

http://negrestempestes.cat/sites/negrestempestes.cat/files/rosa_tardor2014_web.pdf

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