Mar. Mar 19th, 2024

Hoy he estado visitando el Campamento de Refugiados de “Las Raíces”, en Tenerife, Islas Canarias, y puedo decir, sin lugar a equivocarme, que es el peor escenario humano que he visto en mi vida.

[Escrito el 16 de marzo del 2021, pero más vigente que nunca]

El Campamento de Las Raíces es un cementerio de 1500 seres humanos vivos, una lata humana, el peor tetris de la historia. Desde fuera se ve una jaula interminable de carpas llenas de gente perdiendo su vida en el discurrir de un tiempo aburrido, marcado por el clima frío y el silencio de un entorno despoblado. Son cerca de 1500 personas hacinadas en carpas en medio de la nada, donde no se respeta ni un solo derecho humano, entre ellos el derecho a irse de una isla convertida prisión.

Aburrimiento. Tristeza. Desesperación. Eso se respira y no oxígeno, en este ambiente lleno de gente joven a quienes les están robando los sueños, la salud y el tiempo, de forma sistematizada e institucionalizada. El campamento fue colocado estratégicamente en una zona donde hasta la propia naturaleza le juega en contra a las ganas de vivir: frío, lluvia, viento, humedad, niebla; y nada con lo que defenderse de ella, ni siquiera zapatos. La comida, por otro lado, es nauseabunda y escasa, lo que implica que muchos se queden a diario sin comer. Además, comparten “habitación” personas de países, religiones y culturas distintas, incluso algunas que están en conflicto político o bélico ahora mismo, como marroquíes y saharauis. Sin comida, sin abrigo, sin futuro y hacinados: de forma inevitable, las tensiones están servidas. Esto es una bomba de relojería dispuesta por el Gobierno de España al norte de Tenerife, aislada en una isla, valga la ironía, para que cuando explote no salpique a quien tiene que salpicar. Y sabemos a cargo de quién correrán las culpas, y también quién no asumirá responsabilidades.

Las huelgas de hambre, las protestas y las manifestaciones vienen siendo desoídas, lo mismo que el grupo de migrantes que decidió no entrar al campamento oficial (creando un campamento alternativo en la puerta) y la Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife (formada por personas locales y migrantes) que viene denunciando la situación desde el principio.

La gente de Las Raíces se encuentra en un túnel de dirección única que parece desembocar en la muerte, bien por omisión de responsabilidades, bien por decisión de los responsables, a menos que esta barbarie se frene a tiempo. Porque volver, la mayoría no tiene a dónde volver; y porque la incertidumbre, la discriminación y la desesperanza, matan. Y tan cierto es esto, que las autolesiones y los intentos de suicidio ya comienzan a dejarse ver.

Esta visible situación de terror lanza de forma contundente un mensaje unívoco: “No sois bienvenidos y nadie como vosotros lo será. Y esto es lo que os espera. Avisadle al resto.”

La RAE define terrorismo como “creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general” o “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Cuando quien ejecuta es el Estado, se llama Terrorismo de Estado.

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