Para mí, hablar de respuestas y salidas hoy ante el mundo que tenemos delante, pasa por cuatro prácticas elementales, que van desde relacionarnos entre nosotras y con otras, actuando juntas, pasando por volver a la tierra, (en el sentido literal de vincularnos a ella, a la producción de alimentos, a la ubicación en el territorio, rompiendo las metrópolis de cemento); pasan también por simplificar al máximo nuestras vidas y, por supuestísimo, por cuidarnos, atendernos, generar los afectos necesarios para la vida. Estas cuatro ideillas se cruzan… o mejor, se sostienen, por y desde EL APOYO MUTUO.
Una no pretende enunciar un programa, sino reflexionar, plantear necesidad de poner nuestras vidas realmente en línea con lo que decimos que deseamos y sobre todo lo que afirmamos que somos.
Deseo comenzar a hablar de estas ideillas muy básicas, subrayando la necesidad de reforzar y actualizar la idea de estar juntas, de relacionarnos con el máximo de gentes de nuestro entorno. Para las gentes de Baladre, los finales de los años ochenta fueron clarificadores de la necesidad de entender la política desde la relación humana con otras, con muchas, al margen de que no formen parte de nuestros grupos o tribus.
Como si fuese hoy, recuerdo cuando comenzamos en 1987 a darnos cuenta que muchas vecinas de los barrios periféricos en donde vivíamos nos veían como personas majillas, pero desconfiaban de nuestra obsesión/preocupación/prioridad por cambiar el mundo. Es cierto que cuando tenían problemas nos llamaban rapidito, para que les echásemos una manita, y hasta en ocasiones ponían su cuerpo para pelear por resolver sus problemas.
Entonces nosotras compartíamos dobles y triples militancias, en la Asamblea de Personas Desempleadas, en la Asociación de Vecinas de Abetxuko y en Plataformas anti/contra el empobrecimiento que entonces se daban ante distintos problemas locales o globales (ahora se les denomina Plataformas o Iniciativas por… o Salvemos tal o cual lugar). En una de las evaluaciones de la Asamblea de Paradas de Gasteiz surgió la necesidad de reconocer que la gente de nuestros barrios no desea la revolución, el cambio profundo de la realidad, la transformación… y que no tenía sentido seguir con la cantinela de que estas vecinas se iban a sumar a nuestros guapísimos grupos, por muy elaborado que fuese nuestro discurso.
Aquello era durillo de digerir, pues implicaba otra mirada, otra forma de estar y actuar. Lo hablamos con las compas de Baladre y nos tiramos unos añitos dándole vueltas al temita. Lo que más nos angustiaba era la evidencia de que nuestros grupitos de diez o veinte personas, por muy militantes que sean, no pueden conseguir el verdadero cambio estructural que necesitamos. Luego vinieron múltiples encuentros con compas de Alemania, Dinamarca, Austria, Holanda… compartiendo con ellas (activistas de esos países) nuestras dudas y preocupaciones. Así hasta que decidimos asumir la realidad, partiendo de ella para generar relaciones sanas y sinceras con esas vecinas, que nos llaman buena gente pero que no desean participar de nuestros procesos y búsquedas.
Así nacen LOS PUNTOS DE INFORMACION Y DENUNCIA sobre realidades diferentes en los barrios periféricos. Y esta es la primera propuesta que deseo aportar. Esta propuesta se ancla en algo tan fundamental como mantener relaciones con otras, con nuestras vecinas, quienes desde el sufrimiento y el malestar demandan información y apoyo puntual, plantean la necesidad de una disponibilidad ocasional a luchar por ellas. Y poquito más.
Estas iniciativas, los puntos de información y denuncia, suponen la puesta en marcha de espacios de relación basados en poner en común lo más básico que se posee: información. Por un lado, la información de la vivencia del dolor y la carencia y, por otro, la posibilidad de compartir el conocimiento sobre los resquicios del sistema. Cuando una lleva viendo estos procesillos y prácticas en los últimos 30 años, se da cuenta de la importancia de esta relación. De estos encuentros y enredos sacamos información, un mayor conocimiento de la realidad y en ocasiones simpatías, afectos. Nuestros grupos trabajan esta información, para convertirla en lo más elemental que se puede hacer actualmente en un país central: VISUALIZAR EL FRACASO DEL CAPITALISMO, señalar la carencia, el dolor, el malestar, la necesidad, DESVELAR LA INJUSTICIA. Mostrar la cara oculta del Capitalismo, su fracaso cotidiano y estructural, ejemplo de la injusticia, de la carencia, del dolor.
Pero mostrar el fracaso de una sociedad es importante hacerlo en los espacios que representan su esencia, su ser. Requiere buscar el contraste, conseguir estimular la reflexión, el repensar la vida, partiendo de esas realidades que queremos desvelar y que en sí mismas son denuncia. Por ello, desde el principio tuvimos clarísimo que hemos de ir al centro de la metrópoli, de la ciudad, a hacer visible la denuncia ante las instituciones del mercado (ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos, bancos, centros comerciales, calles peatonalizadas y repletas de tiendas…). Es importante romper la cotidianidad en esos lugares, sacando a la calle en esos espacios el dolor, el fracaso, la carencia, el malestar. Lo hacemos mediante acciones de calle, procurando empatizar con las gentes que ocupan esos espacios urbanos, buscando el guiño cómplice, sin generar una sensación inútil de culpabilidad, sino provocando actitudes que lleven a la duda y de ahí a la empatía. Por ello procuramos desarrollar representaciones, escenificar las situaciones que denunciamos, para que desde una actitud inicial de espectadoras, las viandantes entren en la pregunta y desde ella en la comunicación. Pero no solo es cuestión de relacionarnos como un fin en sí mismo, sino para provocar en estas relaciones una devolución que sea una verdadera comunicación.
Así es como llegamos a plantear la urgente necesidad de LUCHAR CONTRA LA RIQUEZA, de señalar a la gente que acumula, que disfruta de todo, que tiene todo y hace lo que le viene en gana. Nos planteamos dejar de poner el foco solo en el empobrecimiento, para centrar nuestra mirada, nuestra comunicación y la relación con otras en LA LUCHA CONTRA EL ENRIQUECIMIENTO. Hablamos de dinero, de tierra, de medios de producción, de medios de incomunicación, de realezas y categorías sociales autoproclamadas como superiores, tocadas por el destino, por lo divino.
Esto nos arma de miles de razones, genera simpatías y establece complicidades. Cuando pensamos en recuperar los recursos de esta gentuza que lo tiene todo, nos orientamos mediante lógicas de lucha social, de conquista de lo que es de todas. Esta mirada nos une, nos hace converger con nuestras vecinas y es un camino fácil para plantear cuestiones como la Renta Básica de las Iguales (RBis) y muchísimo más!!! Sí, hablar de la RBis es plantear un cambio de actitud, una mirada diferente. Sobre todo cuando aclaras que es un medio, una herramienta más, que no es ni la única ni la principal propuesta.
Pero, ¿qué es la RBis? Pues algo elemental, es el derecho de toda persona a disponer de los recursos necesarios para asegurar la vida. En pocas palabras: es el derecho a un ingreso, INDIVIDUAL, INCONDICIONAL, UNIVERSAL, SUFICIENTE, que se recibiría en dos partes una individual (80%) y otra por medio del FONDO DE RBis (20 %), del barrio o pueblo donde cada cual vive. Este fondo de RBis solo podría destinarse a aquellos servicios públicos que decidiera la comunidad misma. Y todo esto desde una lógica de lucha social.
Pues sí, cuando miramos a la gente rica podemos pensar en la RBis y en muchísimo más. Es desde la disponibilidad de esa RBis cuando tiene sentido hablar del cierre de las empresas socialmente inútiles, cerrar juntas las fabricas de armamento y todas aquellas que nos destrozan la vida, contaminando el aire, las aguas, terminando con recursos limitados de todo tipo, imponiendo unas formas de relación y vida indeseable; incluidas las empresas de automoción (reduciéndolas a lo estrictamente necesario, decidido por las personas y no por el mercado).
Son muchas las personas y grupos que escriben y llevan adelante la vuelta a la tierra, entendida como acercamiento a la necesidad de asumir el desarrollo de iniciativas de producción agrícola, que nos puedan llevar a la soberanía alimentaria. El iniciar este camino pasa por generar grupos de consumo, que estén relacionados con las gentes que ya producen verdaderos alimentos, productores cercanos. Este proceso de relación de consumidoras y productoras nos abrirá las puertas de esa tan ansiada soberanía alimentaria, con la participación activa de las comunidades. En este sentido, romper con las metrópolis es urgente, situarnos en el territorio desde pueblos y ciudades de tamaño humano, poniendo en el centro a las personas y sus límites relacionales. Como decía, son muchísimas las personas y grupos que a diario hablan y desarrollan en este tema practicas diferentes. Y con ellas hemos de recorrer ese camino, poniendo en común los aciertos y los errores, para reintentarlo de nuevo.
Hablar de simplificación de nuestras vidas, es mencionar un reto: un camino que nos lleve a ciertas formas de austeridad elegida, asumida desde la consciencia y la responsabilidad colectiva. Es una elección que nos conduce a usar lo necesario, a no acumular lo innecesario, abriendo y ampliando los caminos del compartir, rompiendo al máximo con la propiedad privada y ensayando y experimentando sobre las propiedades compartidas, públicas y, sobre todo, gestionadas por la comunidad. Es evidente que estamos hablando de caminos, de procesos, que deben comenzar ya!! Desde lo que somos capaces, lo que ya es posible y sin prisitas, pero por supuesto sin pausas. En este sentido es muy importante ampliar las practicas de trabajo cooperativo, desvinculado totalmente de salarios, de mercados, entrando en la vecindad, en la cooperación, en arrimar el hombro, construyendo comunidades. entendidas como relaciones humanas que satisfacen necesidades sin la mediación de monedas, del tipo que sean: solo desde la relación, desde la posibilidad de hacer, desde la cooperación sincera y sencilla.
Como decía al inicio, todas estas propuestas y muchísimas más, solo se podrán dar desde el cariño, generando afectos, vínculos que nos lleven a los cuidados de unas mismas y de las otras que nos rodean, con las que compartimos la búsqueda, con las que generamos la vida en general y la cotidianidad en particular. Reivindicar los cuidados y los afectos, es poner el acento en nosotras las personas, salirnos de las lógicas de priorizar los fines utilizando cualquier medio. Para muchas de nosotras los medios son una parte de los fines. Por ello, con toda la complejidad que entraña, hemos de pensar en procesos basados en esos afectos que hemos de construir, respetando la diversidad, las distintas miradas. Pero han de ser procesos que nos ayuden a concretar relaciones y actuaciones que nos saquen de la lógica terrorista del capitalismo.
Cuando una consigue poner en marcha algunas de estas cuatro iniciativas (parcialmente), siente la tensión entre lo que somos y lo que desearíamos ser; nos vemos en movimiento, en proceso, abriéndonos a otras, siendo las otras, asumiendo las equivocaciones, los errores y siendo conscientes de nuestros límites. Sintiéndonos vivas y en búsqueda, que es lo fundamental. Siempre con otras: es una obviedad que juntas podemos llegar a algo y solitas a na de na!!