¿Por qué escribo? ¿Será por la falúa que entra a puerto? ¿Será por el hombre que regresa? ¿Será por los desaparecidos? ¿Querré que vuelvan, que nos regalen su vida cercenada? ¿Será por la azada que cuida de la tierra? ¿Será por las palabras de otros? ¿Por el olor a la retama de mayo? ¿Por qué escribo cuando me duele y cuando me agita, seductora? ¿Por qué le propongo olvidar? ¿Por qué adoro sus callados grises y su arena negra? ¿Por qué escribo y no me sale el vosotros? ¿Por qué, cuando descubro un perenquén tengo la incontestable impresión de que pertenecemos a la misma tierra, a la misma Isla? Que ella también lo habita. ¿Será que pretendo desenredar la madeja de su identidad? ¿Será por caminar sus veredas? ¿Por qué escribo y siempre siento la brisa fresca y la tierra húmeda? ¿Por qué un tambor marca mi ritmo? ¿Escribo porque me das la mano, para que te acompañe en esta danza vital? ¿O porque me conquistas con cada una de tus mil caras? ¿A quién invoco cuando te nombro? ¿Será que te escribo para curarme las heridas? ¿Acaso le escribo a tus muertos? ¿O son ellos los que dictan mis palabras? ¿Por qué escribo? Será por ellos. Será por ella. Será que ya no soy hombre sino Isla.