Sáb. Sep 27th, 2025

En un yacimiento arqueológico de los mahos, situado en el municipio de La Oliva (Fuerteventura), un
lugar de incalculable valor histórico que alberga abundante material arqueológico en superficie, y el
cual figura en la Carta Arqueológica, se ha constatado la realización de un ritual de santería. Este
lugar, testigo de la vida y cultura de los antiguos habitantes de la isla, se encuentra en un estado de
abandono absoluto por parte de la administración insular. La falta de protección y mantenimiento ha
convertido el yacimiento en un vertedero improvisado, donde se acumulan todo tipo de basuras,
desde plásticos hasta residuos orgánicos, agravando su deterioro. En este contexto de negligencia, el
yacimiento ha sido profanado con un ritual que compromete aún más su integridad.
Los restos del ritual encontrados en el lugar incluyen velas parcialmente consumidas, dispuestas en
un patrón ritualístico, un círculo de sal trazado en el suelo, ramo de flores marchitas y, de manera
particularmente perturbadora, cabezas de animales sacrificados, presumiblemente utilizados como
ofrendas. Estos elementos, característicos de los rituales de santería, no solo alteran el entorno
arqueológico, sino que representan una afrenta directa al patrimonio cultural de Fuerteventura. La
presencia de restos orgánicos y materiales foráneos acelera la degradación de los vestigios
arqueológicos, poniendo en riesgo su conservación para futuras generaciones.

La relación de la santería con los muertos, a través de rituales que buscan apaciguar o invocar
espíritus, añade un componente inquietante cuando estas prácticas se llevan a cabo en lugares tan
esenciales para la historia de Canarias, como los yacimientos de los mahos. Estos sitios, más que
simples vestigios arqueológicos, son testimonios vivos de la identidad cultural de las islas, y su
profanación constituye un atentado contra el patrimonio colectivo.

Lamentablemente, esta práctica no es un hecho aislado en el archipiélago canario. En islas como
Lanzarote y Gran Canaria, diversos yacimientos arqueológicos han sido escenario de rituales
similares, evidenciando una preocupante falta de vigilancia y protección. En Tenerife, lugares como la
Playa del Socorro en Güímar y espacios naturales protegidos como el Parque Rural de Anaga entre
otros muchos, también han sufrido la intrusión de estas prácticas, afectando tanto el patrimonio
cultural como ecosistemas de gran valor ecológico. La reiteración de estos actos refleja una carencia
de conciencia colectiva sobre la importancia de preservar estos espacios. Por desgracia estas prácticas
intrusivas se dan en el resto de islas tal y como hemos podido saber gracias a testimonios de nuestros
colaboradores.

Desde el Colectivo Imastanen hacemos un enérgico llamamiento a la sociedad canaria y a las
autoridades competentes para que actúen frente a estas prácticas. Es imperativo que la ciudadanía
denuncie cualquier acto que vulnere el patrimonio arqueológico y natural, informando a las
autoridades locales o al Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo. Asimismo, instamos a la
administración de Fuerteventura a asumir su responsabilidad en la protección de este yacimiento,
implementando medidas urgentes de limpieza, vallado y vigilancia para evitar nuevos daños.
Preservar nuestro patrimonio es un deber colectivo que nos conecta con nuestras raíces y garantiza
que las futuras generaciones puedan conocer y valorar la riqueza cultural de Canarias.

Colectivo Imastanen
Defendiendo el legado superviviente

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