Sáb. Nov 23rd, 2024
¿Por qué escribo, encaramado a esta Isla que me habita? ¿Por qué, en la monótona soledad, recalo en sus barrancos, en su mar océana? ¿Por qué ocupa mi cuerpo? ¿Por qué se hacen presentes los rostros, otrora habitados? ¿Por qué lloro? ¿Por qué, cuando su belleza se desborda, lloro? ¿Por qué cuando escucho sus lamentos? ¿Por qué cuando leo a los poetas, también penetrados por la Isla, cuando diviso a los barcos fantasmas, sin más horizonte que la socorrida esperanza?
     ¿Por qué escribo? ¿Será por la falúa que entra a puerto? ¿Será por el hombre que regresa? ¿Será por los desaparecidos? ¿Querré que vuelvan, que nos regalen su vida cercenada? ¿Será por la azada que cuida de la tierra? ¿Será por las palabras de otros? ¿Por el olor a la retama de mayo?     ¿Por qué escribo cuando me duele y cuando me agita, seductora? ¿Por qué le propongo olvidar? ¿Por qué adoro sus callados grises y su arena negra? ¿Por qué escribo y no me sale el vosotros?     ¿Por qué, cuando descubro un perenquén tengo la incontestable impresión de que pertenecemos a la misma tierra, a la misma Isla? Que ella también lo habita. ¿Será que pretendo desenredar la madeja de su identidad?     ¿Será por caminar sus veredas? ¿Por qué escribo y siempre siento la brisa fresca y la tierra húmeda? ¿Por qué un tambor marca mi ritmo? ¿Escribo porque me das la mano, para que te acompañe en esta danza vital? ¿O porque me conquistas con cada una de tus mil caras?     ¿A quién invoco cuando te nombro? ¿Será que te escribo para curarme las heridas? ¿Acaso le escribo a tus muertos? ¿O son ellos los que dictan mis palabras?     ¿Por qué escribo?     Será por ellos. Será por ella.     Será que ya no soy hombre sino Isla.

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